1– – Firme está, oh Dios, mi corazón; ¡voy a cantarte salmos, gloria mía! (Ps 57,7; Ps 60,5; Ps 108,6)2¡Despertad, arpa y lira! ¡Haré despertar al nuevo día!3Te alabaré, SEÑOR, entre los pueblos; te cantaré salmos entre las naciones.4Pues tu amor es tan grande que rebasa los cielos; ¡tu verdad llega hasta el firmamento!5Tú, oh Dios, estás sobre los cielos, y tu gloria cubre toda la tierra.6Líbranos con tu diestra, respóndeme para que tu pueblo amado quede a salvo.7Dios ha dicho en su santuario: «Triunfante repartiré a Siquén, y dividiré el valle de Sucot.8Mío es Galaad, mío es Manasés; Efraín es mi yelmo y Judá, mi cetro.9En Moab me lavo las manos, sobre Edom arrojo mi sandalia; sobre Filistea lanzo gritos de triunfo».10¿Quién me llevará a la ciudad fortificada? ¿Quién me mostrará el camino a Edom?11¿No es Dios quien nos ha rechazado? ¡Ya no sales, oh Dios, con nuestros ejércitos!12Bríndanos tu ayuda contra el enemigo, pues de nada sirve la ayuda humana.13Con Dios obtendremos la victoria; ¡él pisoteará a nuestros enemigos!