Romanos 8:3

Nueva Versión Internacional (Castellano)

3 En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores,[1] para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana,

Nueva Versión Internacional

3 En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores,[1] para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana,

Nueva Biblia Viva

3 La ley no pudo liberarnos porque nuestra naturaleza pecaminosa anuló su poder. Pero Dios envió a su propio Hijo con un cuerpo humano igual en todo al nuestro para entregarlo en sacrificio por nuestros pecados, y así destruyó el dominio del pecado sobre nosotros.

La Biblia Textual

3 Porque lo que no pudo hacer la ley, ya que era débil por causa de la carne, lo hizo Dios enviando a su propio Hijo en semejanza de nuestra carne pecaminosa, y por el pecado, condenó al pecado en la carne,