1– Dice el necio en su corazón: «No hay Dios». Están corrompidos, sus obras son detestables; ¡no hay uno solo que haga lo bueno! (Ps 53,1)2Desde el cielo, el SEÑOR contempla a los mortales, para ver si hay alguien que sea sensato y busque a Dios.3Pero todos se han descarriado, a una se han corrompido. No hay nadie que haga lo bueno; ¡no hay uno solo!4¿Acaso no tienen entendimiento todos los que hacen lo malo, los que devoran a mi pueblo como si fuera pan? ¡Jamás invocan al SEÑOR!5Allí los tenéis, sobrecogidos de miedo, pero Dios está con los que son justos.6Vosotros frustráis los planes de los pobres, pero el SEÑOR los protege.7¡Quiera Dios que de Sión venga la salvación de Israel! Cuando el SEÑOR restaure a su pueblo,[1] ¡Jacob se regocijará, Israel se alegrará!