1¡Cuán bueno y cuán agradable es que los hermanos convivan en armonía!2Es como el buen aceite que, desde la cabeza, va descendiendo por la barba, por la barba de Aarón, hasta el borde de sus vestiduras.3Es como el rocío de Hermón que va descendiendo sobre los montes de Sión. Donde se da esta armonía,[1] el SEÑOR concede bendición y vida eterna.