1»Llamad a vuestros hermanos: “Pueblo mío”,[1] y a vuestras hermanas: “Compadecidas”.[2]
Castigo y restauración de Israel
2»¡Echadle en cara a vuestra madre que ni ella es mi esposa ni yo su esposo! ¡Que se quite del rostro el maquillaje de prostituta, y de entre los pechos los adornos de ramera!3De lo contrario, la desnudaré por completo; la dejaré como el día en que nació. La pondré como un desierto: ¡la convertiré en tierra seca y la mataré de sed!4No tendré compasión de sus hijos, porque son hijos de prostitución.5Su madre es una prostituta; ¡la que los concibió es una sinvergüenza! Pues dijo: “Quiero ir tras mis amantes, que me dan mi pan y mi agua, mi lana y mi lino, mi aceite y mis bebidas”.6Por eso le cerraré el paso con espinos; la encerraré para que no encuentre el camino.7Con ardor perseguirá a sus amantes, y al no encontrarlos dirá: “Prefiero volver con mi primer esposo, porque antes me iba mejor que ahora”.8Ella no ha querido reconocer que soy yo quien le da el grano, el vino nuevo y el aceite. Yo le he multiplicado la plata y el oro, ¿y qué hizo con ellos? ¡Falsos dioses![3]9»Por eso, llegado el momento le quitaré mi trigo y mi vino nuevo. La dejaré sin la lana y el lino que le di para cubrir su desnudez.10Voy a exhibir su vergüenza a la vista de sus amantes, y nadie la librará de mi mano.11Pondré fin a todo su jolgorio: sus peregrinaciones, sus lunas nuevas, sus días de reposo, y sus fiestas solemnes.12Devastaré sus vides y sus higueras, que consideraba la paga de sus amantes. Las convertiré en maleza, y los animales del campo acabarán con ellas.13La llamaré a cuentas por los días en que quemaba ofrendas a sus falsos dioses, cuando se adornaba con zarcillos y joyas, y, olvidándose de mí, se iba tras sus amantes —afirma el SEÑOR—.14»Por eso, ahora voy a seducirla: me la llevaré al desierto y le hablaré con ternura.15Allí le devolveré sus viñedos, y convertiré el valle de la Desgracia[4] en el paso de la Esperanza. Allí me corresponderá, como en los días de su juventud, como en el día en que salió de Egipto. (Jos 7,24)16»En aquel día —afirma el SEÑOR—, ya no me llamarás: “mi señor”,[5] sino que me dirás: “esposo mío”.17Te quitaré de los labios el nombre de tus falsos dioses, y nunca más volverás a invocarlos.18Aquel día haré en tu favor un pacto con los animales del campo, con las aves de los cielos y con los reptiles de la tierra. Eliminaré del país arcos, espadas y guerra, para que todos duerman seguros.19Yo te haré mi esposa para siempre, y te daré como dote el derecho y la justicia, el amor y la compasión.20Te daré como dote mi fidelidad, y entonces conocerás al SEÑOR.21»En aquel día yo responderé —afirma el SEÑOR—; yo le responderé al cielo, y el cielo le responderá a la tierra;22la tierra les responderá al cereal, al vino nuevo y al aceite, y estos le responderán a Jezrel.[6]23Yo la sembraré para mí en la tierra; me compadeceré de la “Indigna de compasión”, a “Pueblo ajeno” lo llamaré: “Pueblo mío”;[7] y él me dirá: “Mi Dios”». (Hos 1,6; Hos 1,8; Hos 2,1)