1¿Acaso ustedes, gobernantes, actúan con justicia, y juzgan con rectitud a los seres humanos?2Al contrario, con la mente traman injusticia, y la violencia de sus manos se desata en el país.3Los malvados se pervierten desde que nacen; desde el vientre materno se desvían los mentirosos.4Su veneno es como el de las serpientes, como el de una cobra que se hace la sorda5para no escuchar la música del mago, del diestro en encantamientos.6Rómpeles, oh Dios, los dientes; ¡arráncales, Señor, los colmillos a esos leones!7Que se escurran, como el agua entre los dedos; que se rompan sus flechas al tensar el arco.8Que se disuelvan, como babosa rastrera; que no vean la luz, cual si fueran abortivos.9Que sin darse cuenta, ardan como espinos; que el viento los arrastre, estén verdes o secos.10Se alegrará el justo al ver la venganza, al empapar sus pies en la sangre del impío.11Dirá entonces la gente: «Ciertamente los justos son recompensados; ciertamente hay un Dios que juzga en la tierra.»
Salmo 58
Nueva Versión Internacional (Castellano)
Al director musical. Sígase la tonada de«No destruyas». Mictam de David.
1¿Acaso vosotros, gobernantes, actuáis con justicia, y juzgáis con rectitud a los seres humanos?2Al contrario, con la mente tramáis injusticia, y la violencia de vuestras manos se desata en el país.3Los malvados se pervierten desde que nacen; desde el vientre materno se desvían los mentirosos.4Su veneno es como el de las serpientes, como el de una cobra que se hace la sorda5para no escuchar la música del mago, del diestro en encantamientos.6Rómpeles, oh Dios, los dientes; ¡arráncales, SEÑOR, los colmillos a esos leones!7Que se escurran, como el agua entre los dedos; que se rompan sus flechas al tensar el arco.8Que se disuelvan, como babosa rastrera; que no vean la luz, cual si fueran abortos.9Que, sin darse cuenta, ardan como espinos; que el viento los arrastre, estén verdes o secos.10Se alegrará el justo al ver la venganza, al empapar sus pies en la sangre del impío.11Dirá entonces la gente: «Ciertamente los justos son recompensados; ciertamente hay un Dios que juzga en la tierra».