1Cuídame, oh Dios, porque en ti busco refugio.2Yo le he dicho al Señor: «Mi Señor eres tú. Fuera de ti, no poseo bien alguno.»3Poderosos son los sacerdotes paganos del país, según todos sus seguidores.[1]4Pero aumentarán los dolores de los que corren tras ellos. ¡Jamás derramaré sus sangrientas libaciones, ni con mis labios pronunciaré sus nombres!5Tú, Señor, eres mi porción y mi copa; eres tú quien ha afirmado mi suerte.6Bellos lugares me han tocado en suerte; ¡preciosa herencia me ha correspondido!7Bendeciré al Señor, que me aconseja; aun de noche me reprende mi conciencia.8Siempre tengo presente al Señor; con él a mi derecha, nada me hará caer.9Por eso mi corazón se alegra, y se regocijan mis entrañas;[2] todo mi ser se llena de confianza.10No dejarás que mi vida termine en el sepulcro; no permitirás que sufra corrupción tu siervo fiel.11Me has dado a conocer la senda de la vida; me llenarás de alegría en tu presencia, y de dicha eterna a tu derecha.
Salmo 16
Nueva Versión Internacional (Castellano)
Mictam de David.
1Cuídame, oh Dios, porque en ti busco refugio.2Yo le he dicho al SEÑOR: «Mi Señor eres tú. Fuera de ti, no poseo bien alguno».3En cuanto a los santos que están en la tierra, son los gloriosos en quienes está toda mi delicia.[1]4Aumentarán los dolores de los que corren tras ellos. ¡Jamás derramaré sus sangrientas libaciones, ni con mis labios pronunciaré sus nombres!5Tú, SEÑOR, eres mi porción y mi copa; eres tú quien ha afirmado mi suerte.6Bellos lugares me han tocado en gracia; ¡preciosa herencia me ha correspondido!7Bendeciré al SEÑOR, que me aconseja; aun de noche me reprende mi conciencia.8Siempre tengo presente al SEÑOR; con él a mi derecha, nada me hará caer.9Por eso mi corazón se alegra, y se regocijan mis entrañas;[2] todo mi ser se llena de confianza.10No dejarás que mi vida termine en el sepulcro; no permitirás que sufra corrupción tu siervo fiel.11Me has dado a conocer la senda de la vida; me llenarás de alegría en tu presencia, y de dicha eterna a tu derecha.