1¡Qué felicidad la de aquellos cuya culpa ha sido perdonada! ¡Qué gozo hay cuando los pecados son borrados!2¡Qué alivio tienen los que han confesado sus pecados y a quienes el SEÑOR ha borrado su registro de delincuencia y que viven en completa honestidad!3Hubo un tiempo en que yo rehusaba reconocer lo pecador que era. Pero era yo débil y miserable y gemía todo el día.4Día y noche su mano pesaba sobre mí. Mi fuerza se evaporaba como agua en día de sol.5Pero un día reconocí ante ti todos mis pecados y no traté de ocultarlos más. Dije para mí: «Se los voy a confesar al SEÑOR». ¡Y tú me perdonaste! Toda mi culpa se esfumó.6Por eso los fieles te invocan en momentos de angustia; caudalosas aguas podrán desbordarse, pero a ellos no los alcanzarán.7Tú eres mi refugio; tú me protegerás del peligro y me rodearás con cánticos de liberación.8El SEÑOR dice: «Yo te instruiré y te guiaré por el mejor camino para tu vida; yo te aconsejaré y velaré por ti.9No seas como el caballo ni como la mula que no tienen discernimiento y que necesitan un freno en la boca para no salirse del camino».10Muchos dolores sobrevienen al malvado, pero el gran amor del SEÑOR envuelve a los que en él confían.11¡Regocíjense en él, ustedes los justos, y griten de júbilo todos ustedes los de recto corazón!
Psalm 32
Nueva Versión Internacional (Castellano)
Salmo de David. Masquil.
1Dichoso aquel a quien se le perdonan sus transgresiones, a quien se le borran sus pecados.2Dichoso aquel a quien el SEÑOR no toma en cuenta su maldad y en cuyo espíritu no hay engaño.3Mientras guardé silencio, mis huesos se fueron consumiendo por mi gemir de todo el día.4Mi fuerza se fue debilitando como al calor del verano, porque día y noche tu mano pesaba sobre mí. Selah5Pero te confesé mi pecado, y no te oculté mi maldad. Me dije: «Voy a confesar mis transgresiones al SEÑOR», y tú perdonaste mi maldad y mi pecado. Selah6Por eso los fieles te invocan en momentos de angustia;[1] caudalosas aguas podrán desbordarse, pero a ellos no los alcanzarán.7Tú eres mi refugio; tú me protegerás del peligro y me rodearás con cánticos de liberación. Selah8El SEÑOR dice: «Yo te instruiré, yo te mostraré el camino que debes seguir; yo te daré consejos y velaré por ti.9No seas como el mulo o el caballo, que no tienen discernimiento, y cuyo brío hay que domar con brida y freno, para acercarlos a ti».10Muchas son las calamidades de los malvados, pero el gran amor del SEÑOR envuelve a los que en él confían.11¡Alegraos, vosotros los justos; regocijaos en el SEÑOR! ¡Cantad todos vosotros, los rectos de corazón!