1»Yo deseaba perdonar a Israel, pero sus maldades fueron demasiado grandes. ¡Todos los que viven en Samaria son mentirosos, ladrones o bandidos que se meten a las casas a robar, o asaltan en las calles!2Su gente jamás parece reconocer que yo los estoy observando. Sus hechos malvados los delatan por todos lados, y ninguno de ellos se oculta de mi vista. ¡No se me escapa nada de lo que hacen!3»El rey se alegra en la maldad de ellos; a los príncipes le parece muy gracioso todo el mal que hacen.4Todos ellos son infieles y arden de pasión, así como el horno que el panadero deja encendido, mientras espera que la masa se fermente.5En las fiestas que el rey celebra, los príncipes le dan vino hasta emborracharlo; y el rey se olvida de su posición de honor y se revuelca en el suelo con los que se burlan de él.6Sus corazones, llenos de intrigas, arden como un horno. Su conspiración se va cocinando lentamente durante la noche y a la mañana la ponen por obra.7Todos son iguales en su inclinación por el mal. Sus reyes llegan y pasan, uno tras otro, pero ninguno es capaz de clamar a mí por ayuda.8»Mi pueblo se entremezcla con los paganos y adopta sus costumbres malas, ¡y así llegan a ser tan inútiles como una torta cocinada a medias!9La ocupación de rendir homenajes a los dioses extranjeros ha agotado sus fuerzas, pero ellos parecen no darse cuenta. El cabello de Efraín se está volviendo canoso y él ni siquiera se da cuenta cuán débil y viejo está. ¡No ha ganado nada de experiencia con los años!10»El orgullo de Israel lo está destruyendo, no le permite reconocer su desgracia ni le deja acudir al SEÑOR en busca de ayuda.11»Efraín es como una paloma tonta y necia, que vuela a Egipto o a Asiria en busca de ayuda.12Pero mientras ella vuela, arrojo mi red sobre ella y la atrapo como a cualquier ave en los aires. ¡La castigaré por toda su maldad! ¡Haga lo que haga no escapará de mi castigo!13»¡A mi pueblo le va a ir muy mal por haberme abandonado! ¡Será destruido por haberse puesto en mi contra! Yo quería salvarlos, pero ellos no hacen más que calumniarme.14»Se acuestan en sus camas a gemir por su desgracia, pero no oran a mí con sinceridad. Cuando no tienen trigo ni vino, se hacen heridas en el cuerpo para solicitar ayuda a los ídolos, y no dejan de ser rebeldes.15»Yo los ayudé y los fortalecí, sin embargo ahora se vuelven contra mí.16Miran hacia todas partes menos hacia mí. Son como un arco torcido que nunca da en el blanco; sus jefes morirán a golpe de una espada filosa, y todo Egipto se burlará de ellos.
Hosea 7
Nueva Versión Internacional (Castellano)
1cuando sane yo a Israel, la perversidad de Efraín y la maldad de Samaria quedarán al descubierto. Porque ellos cometen fraudes; mientras el ladrón se mete en las casas, una banda de salteadores roba en las calles.2No se ponen a pensar que yo tomo en cuenta todas sus maldades. Sus malas acciones los tienen cercados, y las tengo muy presentes.3»Con su maldad deleitan al rey; con sus mentiras, a las autoridades.4Parecen un horno encendido cuyo fuego no hace falta atizar desde que el panadero prepara la harina hasta que la masa fermenta. ¡Todos ellos son adúlteros!5En la fiesta del rey las autoridades se encienden bajo los efectos del vino, y el rey pierde su dignidad codeándose con la plebe.6Como el horno, se les prende el corazón, dispuesto para la intriga. Su ira se adormece por la noche, pero se reaviva por la mañana.7Todos ellos arden como un horno; devoran a sus gobernantes. Caen todos sus reyes, pero ninguno de ellos me invoca.8»Efraín se mezcla con las naciones; parece una torta cocida de un solo lado.9Los extranjeros le minan las fuerzas, pero él ni se da cuenta. Su pelo se ha encanecido, pero él ni se da cuenta.10La arrogancia de Israel testifica en contra suya, pero él no se vuelve al SEÑOR su Dios; a pesar de todo esto, no lo busca.11»Efraín es como una paloma torpe y sin entendimiento, que unas veces pide ayuda a Egipto y otras, recurre a Asiria.12Pero, tan pronto como lo hagan, lanzaré mi red sobre ellos; los derribaré como a las aves del cielo, ¡siete veces los castigaré por sus pecados![1]13¡Ay de ellos, que de mí se alejaron! ¡Que sean destruidos por rebelarse contra mí! Yo bien podría redimirlos, pero ellos no me hablan con la verdad.14No me invocan de corazón, sino que se lamentan echados en sus camas. Para obtener grano y vino nuevo se laceran[2] y se ponen en contra de mí.15Yo adiestré y fortalecí sus brazos, pero ellos maquinan maldades contra mí.16No se vuelven al Altísimo; son como un arco engañoso. Sus autoridades caerán a filo de espada por sus palabras insolentes, y en la tierra de Egipto se burlarán de ellos.