1»Ese día llamarán a sus hermanos: “Pueblo mío”, y a sus hermanas las llamarán: “Compadecidas”.2»Acusen a su madre, ¡sí, acúsenla!, pues ella se ha convertido en la mujer de otro hombre, ya no soy más su marido. Pídanle que deje su prostitución, que no se entregue más a otros hombres.3Si no lo hace, para avergonzarla la dejaré tan desnuda como el día en que nació, y haré que se vaya consumiendo y muera de sed, como si fuera una tierra llena de hambre y sequía.4Y no tendré consideración especial para sus hijos, pues ya no son mis hijos, sino los hijos de sus amantes.5»Pues su madre se ha convertido en una prostituta. Ella hizo algo vergonzoso cuando dijo: “Correré detrás de otros hombres y me venderé a ellos para conseguir comida, bebida y ropa”.6Pero yo la cercaré con zarzas y espinales, le cerraré el paso para hacerle extraviar el camino.7Se empeñará en correr tras sus amantes, pero no los alcanzará. Los buscará, pero no los encontrará. Entonces pensará: “Quizás sea mejor que vuelva a mi marido, pues me iba mejor con él que con mis amantes”.8»Ella no se da cuenta que todo lo que tiene ha sido provisto por mí. ¡Fui yo quien le dio todo el oro y la plata que ella usó para adorar a Baal, su dios!9»Pero ahora le quitaré todo el vino y el trigo con que continuamente la he provisto. También le quitaré la ropa que le di para que cubriera su desnudez. Ya no le daré más ricas cosechas de trigo en su estación, ni vino en el tiempo de las uvas.10Ahora expondré su desnudez en público para avergonzarla, para que la vean todos sus amantes, y nadie podrá rescatarla de mi mano.11»Pondré fin a todos sus goces, sus fiestas, peregrinaciones y todas sus demás festividades.12Destruiré sus viñas y sus huertos, regalos que, según ella, le fueron dados por sus amantes, y dejaré que se conviertan en matorrales, y los animales salvajes serán quienes comerán sus frutos.13»La voy a castigar por todo el perfume agradable que ella ofreció a Baal, su ídolo, y por todas las veces que ella se puso sus aretes y joyas, y me abandonó a mí, por irse tras sus amantes. Lo digo yo, el SEÑOR.14»Pero yo la conquistaré de nuevo, la llevaré al desierto y allí le hablaré con ternura.15Allí le devolveré sus viñas y transformaré su valle de Penas en entrada hacia la Esperanza. Ella me responderá allí, cantando con gozo, tal como en los días de su juventud, como en el día cuando la saqué de Egipto.16»En aquel día ella me llamará “mi esposo” en vez de “mi señor”. Lo digo yo, el SEÑOR.17Israel, yo haré que olvides tus ídolos y que nunca más siquiera menciones sus nombres.18En aquel tiempo yo haré un trato entre ti y los animales salvajes, las aves y las víboras, para que no sientan temor los unos de los otros. Y también destruiré todas las armas y todas las guerras terminarán. Entonces todos podrán vivir tranquilos.19»Te convertiré en mi esposa para siempre y te daré como regalos la rectitud, la justicia, el amor y la misericordia.20Me comprometeré contigo en fidelidad y amor, y me conocerás verdaderamente como tu SEÑOR.21-22»En aquel tiempo yo responderé a las peticiones que la tierra le hace al cielo para que le envíe lluvias. Entonces la tierra podrá responder al clamor del trigo, de las uvas y de los olivos, de modo que el valle de Jezrel gozará de abundancia. Yo haré que todo marche en armonía para que siempre haya abundancia. Lo digo yo, el SEÑOR.23»¡En aquel tiempo yo plantaré y cuidaré a Israel en la tierra sólo para mí! Me compadeceré de “la no compadecida” y le diré a Loamí: “Tú eres mi pueblo”, y él me responderá: “¡Tú eres mi Dios!”».
Hosea 2
Nueva Versión Internacional (Castellano)
1»Llamad a vuestros hermanos: “Pueblo mío”,[1] y a vuestras hermanas: “Compadecidas”.[2]
Castigo y restauración de Israel
2»¡Echadle en cara a vuestra madre que ni ella es mi esposa ni yo su esposo! ¡Que se quite del rostro el maquillaje de prostituta, y de entre los pechos los adornos de ramera!3De lo contrario, la desnudaré por completo; la dejaré como el día en que nació. La pondré como un desierto: ¡la convertiré en tierra seca y la mataré de sed!4No tendré compasión de sus hijos, porque son hijos de prostitución.5Su madre es una prostituta; ¡la que los concibió es una sinvergüenza! Pues dijo: “Quiero ir tras mis amantes, que me dan mi pan y mi agua, mi lana y mi lino, mi aceite y mis bebidas”.6Por eso le cerraré el paso con espinos; la encerraré para que no encuentre el camino.7Con ardor perseguirá a sus amantes, y al no encontrarlos dirá: “Prefiero volver con mi primer esposo, porque antes me iba mejor que ahora”.8Ella no ha querido reconocer que soy yo quien le da el grano, el vino nuevo y el aceite. Yo le he multiplicado la plata y el oro, ¿y qué hizo con ellos? ¡Falsos dioses![3]9»Por eso, llegado el momento le quitaré mi trigo y mi vino nuevo. La dejaré sin la lana y el lino que le di para cubrir su desnudez.10Voy a exhibir su vergüenza a la vista de sus amantes, y nadie la librará de mi mano.11Pondré fin a todo su jolgorio: sus peregrinaciones, sus lunas nuevas, sus días de reposo, y sus fiestas solemnes.12Devastaré sus vides y sus higueras, que consideraba la paga de sus amantes. Las convertiré en maleza, y los animales del campo acabarán con ellas.13La llamaré a cuentas por los días en que quemaba ofrendas a sus falsos dioses, cuando se adornaba con zarcillos y joyas, y, olvidándose de mí, se iba tras sus amantes —afirma el SEÑOR—.14»Por eso, ahora voy a seducirla: me la llevaré al desierto y le hablaré con ternura.15Allí le devolveré sus viñedos, y convertiré el valle de la Desgracia[4] en el paso de la Esperanza. Allí me corresponderá, como en los días de su juventud, como en el día en que salió de Egipto. (Jos 7,24)16»En aquel día —afirma el SEÑOR—, ya no me llamarás: “mi señor”,[5] sino que me dirás: “esposo mío”.17Te quitaré de los labios el nombre de tus falsos dioses, y nunca más volverás a invocarlos.18Aquel día haré en tu favor un pacto con los animales del campo, con las aves de los cielos y con los reptiles de la tierra. Eliminaré del país arcos, espadas y guerra, para que todos duerman seguros.19Yo te haré mi esposa para siempre, y te daré como dote el derecho y la justicia, el amor y la compasión.20Te daré como dote mi fidelidad, y entonces conocerás al SEÑOR.21»En aquel día yo responderé —afirma el SEÑOR—; yo le responderé al cielo, y el cielo le responderá a la tierra;22la tierra les responderá al cereal, al vino nuevo y al aceite, y estos le responderán a Jezrel.[6]23Yo la sembraré para mí en la tierra; me compadeceré de la “Indigna de compasión”, a “Pueblo ajeno” lo llamaré: “Pueblo mío”;[7] y él me dirá: “Mi Dios”». (Hos 1,6; Hos 1,8; Hos 2,1)