1Eliú prosiguió:2«Permíteme continuar, y te mostraré la verdad de lo que digo. ¡Porque aún no he terminado mi defensa de Dios!3Voy a presentarte muchos ejemplos de la justicia de mi hacedor.4Te estoy diciendo la pura verdad, pues poseo conocimientos bien equilibrados.5»¡Dios es Todopoderoso y sin embargo a nadie menosprecia! Es perfecto en su entendimiento.6No recompensa con sus bendiciones a los malvados, sino que les da la justa medida de su castigo.7No se desentiende de los buenos; por el contrario, los honra colocándolos en tronos eternos.8Si les vienen tribulaciones y se ven esclavizados y afligidos,9él se toma el trabajo de indicarles la razón; lo que hayan hecho de malo o en qué se han portado altivamente.10Les ayuda a escuchar su instrucción para que se aparten de su pecado.11Si lo escuchan y obedecen, serán bendecidos con dicha y prosperidad toda su vida.12Si no lo escuchan, perecerán en batalla y morirán por su falta de sensatez.13»Pero los impíos cosechan la ira de Dios. Ni siquiera se vuelven a él cuando los castiga.14Mueren en su juventud, luego de vivir disipada y depravadamente.15A los que sufren, Dios los libra mediante el sufrimiento; en su aflicción, los consuela.16»¡Cómo ansiaba él atraerte y apartarte del peligro para llevarte a un extenso y agradable valle en donde hacerte prosperar!17Pero estás demasiado preocupado con tus imaginarias quejas contra el prójimo.18¡Cuidado! No dejes que tu ira contra el prójimo te lleve a burlarte de Dios. No permitas que tus sufrimientos te amarguen en contra del único que puede librarte.19¿Piensas realmente que si gritas bastante fuerte contra Dios, él se avergonzará y se arrepentirá? ¿Acabará ello con tu castigo?20No anheles la noche, con sus oportunidades para el crimen.21Apártate del mal, pues fue para evitar que cayeras en una vida de maldad que Dios te envió este sufrimiento.22»Mira, Dios es exaltado por su poder. ¿Qué maestro hay como él?23¿Quién podrá decir que lo que él hace es absurdo o malo?24Por el contrario, glorifícalo por sus poderosas obras que lo han hecho famoso.25Desde lejos las han visto todos.26»Tan grande es Dios que ni siquiera hemos comenzado a conocerlo; nadie puede empezar a entender la eternidad.27Dios hace subir el vapor de agua, y luego lo hace caer como lluvia28que los cielos derraman.29¿Puede alguien realmente comprender cómo se esparcen las nubes y los truenos que ellas encierran?30Mira cómo ilumina con el relámpago en torno suyo y cubre la cima de los montes.31Mediante sus tremendos poderes en la naturaleza castiga o bendice a la gente, dándoles alimento en abundancia.32Se llena de rayos las manos, y lanza cada uno al punto que quiere.33Sentimos su presencia en el trueno. Sirva esto de advertencia a todos los pecadores.
Hiob 36
Nueva Versión Internacional (Castellano)
Cuarto discurso de Eliú
1Eliú continuó diciendo:2«Ten paciencia conmigo y te mostraré que aún quiero decir más en favor de Dios.3Mi conocimiento proviene de muy lejos; voy a demostrar que mi Hacedor está en lo justo.4Te aseguro que no hay falsedad en mis palabras; ¡tienes ante ti a la sabiduría en persona!5»Dios es poderoso, pero no rechaza al inocente;[1] Dios es poderoso, y todo lo entiende.[2]6Al malvado no lo mantiene con vida; al afligido le hace valer sus derechos.7Cuida siempre de los justos; los hace reinar en compañía de reyes y los exalta para siempre.8Pero, si son encadenados, si la aflicción los domina,9Dios denuncia sus acciones y la arrogancia de su pecado.10Les hace prestar oído a la corrección y les pide apartarse del mal.11Si ellos le obedecen y le sirven, pasan el resto de su vida en prosperidad, pasan felices los años que les quedan.12Pero, si no le hacen caso, sin darse cuenta cruzarán el umbral de la muerte.[3]13»Los de corazón impío abrigan resentimiento; no piden ayuda aun cuando Dios los castigue.[4]14Mueren en la flor de la vida, entre los que se prostituyen en los santuarios.15A los que sufren, Dios los libra mediante el sufrimiento; en su aflicción, los consuela.[5]16»Dios te libra de las fauces de la angustia, te lleva a un lugar amplio y espacioso, y llena tu mesa con la mejor comida.17Pero tú te has ganado el juicio que merecen los impíos;[6] el juicio y la justicia te tienen atrapado.18Cuídate de no dejarte seducir por las riquezas; no te dejes desviar por el soborno.19Tus grandes riquezas no podrán sostenerte, ni tampoco todos tus esfuerzos.20No ansíes que caiga la noche, cuando la gente es arrancada de su sitio.[7]21Cuídate de no inclinarte a la maldad, que por eso fuiste apartado de la aflicción.22»Dios es exaltado por su poder. ¿Qué maestro hay que se le compare?23¿Quién puede pedirle cuentas de sus actos? ¿Quién puede decirle que se ha equivocado?24No te olvides de exaltar sus obras, que con cánticos han sido alabadas.25Todo el género humano puede contemplarlas, aunque solo desde lejos.26¡Tan grande es Dios que no lo conocemos! ¡Incontable es el número de sus años!27»Él derrama las gotas de agua que fluyen como lluvia hacia los ríos;[8]28las nubes derraman su lluvia, que cae a raudales sobre el género humano.29¿Quién entiende la extensión de las nubes y el estruendo que sale de su pabellón?30Ved a Dios expandir su luz en torno a él, y bañar con ella las profundidades del océano.31Dios gobierna a las naciones y les da comida en abundancia.32Toma entre sus manos el relámpago, y le ordena dar en el blanco.33Su trueno anuncia la inminente tormenta, y hasta el ganado presagia su llegada.