1A fines de diciembre del décimo año del encarcelamiento del rey Joaquín, me vino este mensaje del SEÑOR:2«Hombre mortal, dirige tu mirada hacia Egipto y profetiza contra el faraón su rey y todo su pueblo.3Comunícales que el SEÑOR Dios dice: “¡Yo soy tu enemigo, faraón, rey de Egipto, quien te crees poderoso dragón echado en medio de tus ríos! Pues tú has dicho: ‘¡El Nilo es mío, yo lo he hecho para mí mismo!’.4Yo pondré garfios en tus quijadas y te sacaré hacia tierra con peces adheridos a tus escamas.5Luego te dejaré a ti y a todos los peces desamparados en el desierto para morir, y no serás sepultado, pues yo te he dado como alimento para las fieras y las aves.6Este castigo es debido a que te doblaste cuando Israel solicitó tu ayuda (en vez de confiar en mí), entonces todos sabrán que yo soy el SEÑOR.7Israel se apoyó sobre ti, pero tú te quebrantaste como cayado resquebrajado y así descoyuntaste su hombro, haciéndolo doblarse por el dolor”.8»Por lo tanto el SEÑOR Dios dice: “¡Yo traeré un ejército poderoso contra ti, oh Egipto, y destruiré tanto a las personas como a los animales!9La tierra de Egipto llegará a ser un yermo desolado, por tu arrogancia de pensar que tú hiciste el río Nilo y que era de tu pertenencia exclusiva, y entonces los egipcios sabrán que yo, el SEÑOR, lo he hecho.10Yo estoy contra ti y tu río, y destruiré completamente la tierra de Egipto desde Migdol hasta Asuán, y tan al sur como la frontera con Etiopía.11Por cuarenta años ni un ser viviente pasará por allí, ni personas ni animales; estará completamente despoblado.12Yo haré de Egipto tierra desolada, rodeada por naciones desoladas, sus ciudades yacerán desiertas también durante cuarenta años. Y yo enviaré a los egipcios al exilio en otras tierras”».13Pero el SEÑOR Dios dice que al final de los cuarenta años él traerá a los egipcios de regreso de las naciones a las cuales ellos serán desterrados.14Y dice también: «Restauraré las fortunas de Egipto y traeré a su pueblo de vuelta a la tierra de Patros en el sur de Egipto donde nacieron, pero será un reino menor, poco importante.15Será la más humilde de todas las naciones; nunca más le declarará la guerra a otras naciones, pues nunca más tendrá Egipto suficiente poder para ello.16»De esta manera Israel no volverá a poner su esperanza en Egipto. Siempre que piense solicitarle ayuda, recordará su error al haberla buscado antes. Entonces Israel sabrá que sólo yo soy el SEÑOR».17En el vigésimo séptimo año del cautiverio del rey Joaquín, a mediados de marzo, me vino este otro mensaje del SEÑOR:18«Hombre mortal, el ejército del rey Nabucodonosor de Babilonia peleó fuertemente contra Tiro. Las cabezas de los soldados se volvieron calvas de llevar pesados cestos de tierra sobre ellas; sus hombros estaban pelados y ampollados por el peso de las piedras acarreadas para poner el sitio. Y Nabucodonosor no recibió ninguna compensación y no pudo pagar al ejército por todo este trabajo.19Por lo tanto, el SEÑOR Dios dice: Yo le daré la tierra de Egipto a Nabucodonosor, rey de Babilonia, y él tomará sus riquezas, apropiándose de todo lo que ella tiene, para su ejército.20Sí, yo le he dado la tierra de Egipto como su salario, pues él estuvo trabajando para mí durante estos trece años en Tiro, dice el SEÑOR.21»En ese tiempo también haré que resurja el antiguo poderío de Israel, y entonces por fin sus palabras serán respetadas, y Egipto sabrá que yo soy el SEÑOR».
Hesekiel 29
Nueva Versión Internacional (Castellano)
Profecía contra Egipto
1A los doce días del mes décimo del año décimo, el SEÑOR me habló diciendo:2«Hijo de hombre, encara al faraón, rey de Egipto, y profetiza contra él y contra todo Egipto.3Adviértele que así dice el SEÑOR omnipotente: »“A ti, Faraón, rey de Egipto, gran monstruo que yaces en el cauce de tus ríos, que dices: ‘El Nilo es mío, el Nilo es mi creación’, ¡te declaro que estoy en tu contra!4Te pondré garfios en las mandíbulas, y haré que los peces del río se te peguen a las escamas. Y con todos los peces pegados a tus escamas te sacaré de la corriente.5Te abandonaré a tu suerte en el desierto, junto con todos los peces de tu río. Caerás en campo abierto, y no serás recogido ni enterrado.[1] Las bestias de la tierra y las aves del cielo te las daré como alimento.6Entonces todos los habitantes de Egipto sabrán que yo soy el SEÑOR. No fuiste para el pueblo de Israel más que un bastón de caña.7Cuando se agarraron de tu mano, te quebraste, y les desgarraste las manos;[2] cuando en ti se apoyaron te rompiste, y sus espaldas se estremecieron.[3]8»”Por eso, así dice el SEÑOR omnipotente: Contra ti traeré la espada, y haré que mate a hombres y animales.9La tierra de Egipto se convertirá en desolación. Entonces sabrán que yo soy el SEÑOR. Tú dijiste: ‘El Nilo es mío, el Nilo es mi creación’.10Por eso me declaro en contra tuya y en contra de tus ríos. Desde Migdol hasta Asuán, y hasta la frontera con Etiopía, convertiré la tierra de Egipto en ruina y desolación total.11Durante cuarenta años quedará completamente deshabitada, y ni hombres ni animales pasarán por allí.12Haré de Egipto la más desolada de todas las tierras, y durante cuarenta años sus ciudades quedarán en ruinas y en medio de gran desolación. Yo dispersaré a los egipcios entre las naciones, y los esparciré por los países.13»”Así dice el SEÑOR omnipotente: Al cabo de los cuarenta años reuniré a los egipcios de entre los pueblos donde fueron dispersados.14Cambiaré la suerte de Egipto y los haré volver a Patros, tierra de sus antepasados. Allí formarán un reino humilde.15Será el reino de menor importancia, y nunca podrá levantarse por encima de las demás naciones. Yo mismo los haré tan pequeños que no podrán dominar a las otras naciones.16El pueblo de Israel no confiará más en Egipto. Al contrario, será Egipto quien les sirva para recordar el pecado que cometieron los israelitas al seguirlo. Así sabrán que yo soy el SEÑOR”».17El día primero del mes primero del año veintisiete, el SEÑOR me habló diciendo:18«Ten en cuenta, hijo de hombre, que el rey de Babilonia, Nabucodonosor, y su ejército llevaron a cabo una gran campaña contra Tiro. Todos ellos quedaron con la cabeza rapada y con llagas en la espalda. Pero, a pesar del tremendo esfuerzo, ni él ni su ejército sacaron provecho alguno de la campaña emprendida contra Tiro.19Por eso, así dice el SEÑOR omnipotente: Pondré a Egipto en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, quien se apoderará de sus riquezas, saqueará sus despojos y se llevará el botín que servirá de recompensa para su ejército.20Al rey de Babilonia le entregaré Egipto como recompensa por lo que hizo contra Tiro, porque ellos lo hicieron por mí. Lo afirma el SEÑOR omnipotente.21»En aquel día acrecentaré la fuerza del pueblo de Israel, y entonces tú, Ezequiel, les hablarás con libertad. Entonces sabrán que yo soy el SEÑOR».