Jeremías 14

La Biblia Textual

1 YHVH me respondió: Aunque estuvieran delante Moisés y Samuel no me conmovería por este pueblo. ¡Échalos, que salgan de mi presencia!2 Y si te preguntan: ¿A dónde saldremos? les dirás: Así dice YHVH: ¡El destinado a muerte, a muerte, El destinado a espada, a espada, El destinado a hambre, a hambre, El destinado a cautiverio, a cautiverio!3 Señalaré sobre ellos cuatro linajes de azotes, dice YHVH: La espada para matar, los perros para despedazar, y las aves del cielo y las bestias de la tierra para devorar y destruir.4 Los haré escarmiento de todos los reinos de la tierra, a causa de Manasés ben Ezequías, rey de Judá, por todo lo que hizo en Jerusalem.5 Oh Jerusalem, ¿quién tendrá piedad de ti? ¿Quién te compadecerá? ¿Quién se desviará para preguntar acerca de ti?6 Tú me rechazaste, te volviste atrás, dice YHVH; Y Yo extendí mi brazo para aniquilarte. Estoy harto de compadecerme.7 Los aventaré con el aventador hasta las puertas de esta tierra, Y los privaré de hijos. Destruiré a mi pueblo, Porque no se han vuelto de sus caminos.8 Sus viudas me serán más que la arena del mar; Traeré contra madres e hijos al devastador, Que devastará en pleno día, Y súbitamente haré caer sobre ellos la angustia y el espanto.9 La que dio a luz siete desfallecerá y exhalará el alma: Su sol se pondrá siendo aún de día, Será avergonzada y confundida. Y el resto lo entregaré a la espada enemiga, dice YHVH.10 ¡Ay de mí, madre mía, Que me concebiste varón de contienda, Varón de discordia para toda esta tierra! Ni he prestado ni me han prestado, Pero cada uno de ellos me maldice.11 ¡Sea así, oh YHVH, Si no te he rogado por su bien, Si no he intercedido en favor de mi enemigo, En tiempo de aflicción y en época de angustia!12 ¿Quién podrá romper el hierro, El hierro del norte, y el bronce?13 Entregaré tus bienes y tus tesoros al saqueo, Y no por precio, sino por todos tus pecados en todo tu territorio,14 Y haré que pasen con tus enemigos, A una tierra que tú no conoces, Pues mi ira se ha encendido en un fuego que arderá contra vosotros.15 ¡Oh YHVH, Tú lo sabes todo! Acuérdate de mí, y visítame, Y hazme justicia de mis perseguidores; No me arrebates a causa de tu gran paciencia, Sabes que por ti soporto afrentas.16 Fueron halladas tus palabras, y yo las comí; Y tu Palabra fue para mí el gozo y la alegría de mi corazón, Porque tu Nombre es invocado sobre mí, ¡Oh YHVH, ’Elohim Sebaot!17 No me senté a disfrutar con los que se divertían, Forzado por tu mano me he sentado solitario, Porque me llenaste de indignación.18 ¿Por qué es perpetuo mi dolor, Y mi herida, incurable, rehúsa ser sanada? ¿Serás para mí como algo ilusorio, Como aguas que no son estables?19 Entonces me respondió YHVH: Si te vuelves, Yo te restauraré, Para que puedas estar en pie delante de mi presencia; Si apartas lo precioso de lo vil, Serás mi boca. ¡Conviértanse ellos a ti, Y no te conviertas tú a ellos!20 Y te pondré frente a este pueblo por muro de bronce inexpugnable; Pelearán contra ti, pero no te vencerán, Porque Yo estoy contigo para librarte y salvarte, dice YHVH.21 Te libraré de mano de los perversos, Te rescataré del puño del opresor.22 Entre las vanidades de los gentiles, ¿Hay quien haga llover? ¿O pueden los cielos mismos dar aguaceros? ¿Acaso, oh YHVH, no eres Tú el Dios nuestro? Esperaremos, pues, en ti, Porque Tú haces todas estas cosas.

Jeremías 14

Nueva Versión Internacional

1 Ésta es la palabra del Señor, que vino a Jeremías con motivo de la sequía:2 «Judá está de luto y sus ciudades desfallecen; hay lamentos en el país, y sube el clamor de Jerusalén.3 Los nobles mandan por agua a sus siervos, y éstos van a las cisternas, pero no la encuentran. Avergonzados y confundidos, vuelven con sus cántaros vacíos y agarrándose[1] la cabeza.4 El suelo está agrietado, porque no llueve en el país. Avergonzados están los campesinos, agarrándose la cabeza.5 Aun las ciervas, en el campo, abandonan a sus crías por falta de pastos.6 Parados sobre las lomas desiertas, y con los ojos desfallecientes, los asnos salvajes jadean como chacales porque ya no tienen hierba.»7 Aunque nuestras iniquidades nos acusan, tú, Señor, actúas en razón de tu nombre; muchas son nuestras infidelidades; ¡contra ti hemos pecado!8 Tú, esperanza y salvación de Israel en momentos de angustia, ¿por qué actúas en el país como un peregrino, como un viajero que sólo pasa la noche?9 ¿Por qué te encuentras confundido, como un guerrero impotente para salvar? Señor, tú estás en medio de nosotros, y se nos llama por tu nombre; ¡no nos abandones!10 Así dice el Señor acerca de este pueblo: «Les encanta vagabundear; no refrenan sus pies. Por eso yo no los acepto, sino que voy a recordar sus iniquidades y a castigar sus pecados.»11 Entonces el Señor me dijo: «No ruegues por el bienestar de este pueblo.12 Aunque ayunen, no escucharé sus clamores; aunque me ofrezcan holocaustos y ofrendas de cereal, no los aceptaré. En verdad, voy a exterminarlos con la espada, el hambre y la peste.»13 Pero yo respondí: «¡Ah, Señor mi Dios! Los profetas les dicen que no se enfrentarán con la espada ni pasarán hambre, sino que tú les concederás una paz duradera en este lugar.»14 El Señor me contestó: «Mentira es lo que están profetizando en mi nombre esos profetas. Yo no los he enviado, ni les he dado ninguna orden, y ni siquiera les he hablado. Lo que les están profetizando son visiones engañosas, adivinaciones vanas y delirios de su propia imaginación.15 Por eso, así dice el Señor: “En cuanto a los profetas que profetizan en mi nombre sin que yo los haya enviado, y que además dicen que no habrá espada ni hambre en este país, ellos mismos morirán de hambre y a filo de espada.16 Y el pueblo al que profetizan será arrojado a las calles de Jerusalén a causa del hambre y de la espada, y no habrá quien los entierre, ni a ellos ni a sus esposas, ni a sus hijos, ni a sus hijas; también les echaré encima su propia maldad.”17 »Tú les dirás lo siguiente: »“Que corran lágrimas de mis ojos día y noche, sin cesar, porque la virginal hija de mi pueblo ha sufrido una herida terrible, ¡un golpe muy duro!18 Si salgo al campo, veo los cuerpos de los muertos a filo de espada; si entro en la ciudad, veo los estragos que el hambre ha producido. Tanto el profeta como el sacerdote ejercen en el país, sin conocimiento.” »[2]19 ¿Has rechazado por completo a Judá? ¿Detestas a Sión? ¿Por qué nos has herido de tal modo que ya no tenemos remedio? Esperábamos tiempos de paz, pero nada bueno recibimos. Esperábamos tiempos de salud, pero sólo nos llegó el terror.20 Reconocemos, Señor, nuestra maldad, y la iniquidad de nuestros padres; ¡hemos pecado contra ti!21 En razón de tu nombre, no nos desprecies; no deshonres tu trono glorioso. ¡Acuérdate de tu pacto con nosotros! ¡No lo quebrantes!22 ¿Acaso hay entre los ídolos falsos alguno que pueda hacer llover? Señor y Dios nuestro, ¿acaso no eres tú, y no el cielo mismo, el que manda los aguaceros? Tú has hecho todas estas cosas; por eso esperamos en ti.