1¡Bel se postra, Nebo se abate! Sus ídolos son puestos sobre las bestias, Y las estatuas que les cargan en andas, Son una carga abrumadora.2Se abaten y se postran a una: No pudieron librar de la carga, Y ellos mismos van en cautiverio.3Escuchadme, oh casa de Jacob, Remanente todo de la casa de Israel, Que desde el nacimiento sois cargados por mí, Llevados desde la matriz.4Hasta vuestra vejez Yo seré el mismo, Y hasta la ancianidad cargaré con vosotros. Yo lo he hecho, y os seguiré llevando; Yo cargaré con vosotros y os salvaré.5¿A quién me asemejaréis, me igualaréis, O me compararéis, para que seamos semejantes?6Sacan oro de la bolsa, pesan plata en la balanza, Contratan a un orfebre que haga de ello un dios, Se postran y lo adoran,7Se lo cargan a hombros, lo transportan; Donde lo ponen, allí se queda, No se mueve de su sitio; Por mucho que le clamen, no responde, Ni los libra de la tribulación.8Recordadlo y meditadlo, Oh rebeldes, tenedlo en vuestro corazón,9Recordando de las cosas pasadas predichas: Yo soy Dios, y no hay otro, No hay otro Dios semejante a mí,10Que desde el principio anuncio el fin, Y desde antiguo cosas que no estaban hechas, Que digo: Mi designio se cumplirá y haré todo mi deseo;11Que del oriente llamo al ave de rapiña, De una tierra lejana al varón de mi propósito; Yo hablé, eso hará que suceda, Lo que me he propuesto, eso haré.12Escuchadme, duros de corazón, Que estáis lejos de la justicia.13Próxima está mi justicia, no está lejos, Mi salvación no tardará; Pondré salvación en Sión, Y en Israel mi gloria.
Isaías 46
Nueva Versión Internacional
Los dioses de Babilonia
1Bel se inclina, Nebo se somete; sus ídolos son llevados por bestias de carga.[1] Pesadas son las imágenes que por todas partes llevan; son una carga para el agotado.2Todos a la vez se someten y se inclinan; no pudieron rescatar la carga, y ellos mismos van al cautiverio.3«Escúchame, familia de Jacob, todo el resto de la familia de Israel, a quienes he cargado desde el vientre, y he llevado desde la cuna.4Aun en la vejez, cuando ya peinen canas, yo seré el mismo, yo los sostendré. Yo los hice, y cuidaré de ustedes; los sostendré y los libraré.5»¿Con quién vas a compararme, o a quién me vas a igualar? ¿A quién vas a asemejarme, para que seamos parecidos?6Algunos derrochan oro de sus bolsas y pesan plata en la balanza; contratan a un joyero para que les haga un dios, y ante ese dios se inclinan para adorarlo.7Lo levantan en hombros y lo cargan; lo ponen en su lugar, y allí se queda. No se puede mover de su sitio. Por más que clamen a él, no habrá de responderles, ni podrá salvarlos de sus aflicciones.8»Recuerden esto, rebeldes; piénsenlo bien, ¡fíjenlo en su mente!9Recuerden las cosas pasadas, aquellas de antaño; yo soy Dios, y no hay ningún otro, yo soy Dios, y no hay nadie igual a mí.10Yo anuncio el fin desde el principio; desde los tiempos antiguos, lo que está por venir. Yo digo: Mi propósito se cumplirá, y haré todo lo que deseo.11Del oriente llamo al ave de rapiña; de tierra distante, al hombre que cumplirá mi propósito. Lo que he dicho, haré que se cumpla; lo que he planeado, lo realizaré.12Escúchenme ustedes, obstinados de corazón, que están lejos de la justicia.13Mi justicia no está lejana; mi salvación ya no tarda. ¡Estoy por traerlas! Concederé salvación a Sión, y mi esplendor a Israel.