1El oráculo de iniquidad del impío me dice al corazón: No hay temor de Dios delante de sus ojos.2Se ilusiona de que su culpa no será descubierta ni aborrecida.3Las palabras de su boca son de maldad y engaño, Ha dejado de actuar con sensatez para hacer el bien.4Trama iniquidad sobre su cama, Se mantiene en camino no bueno, Pues lo malo no aborrece.5Oh YHVH, tu misericordia llega hasta los cielos, Y hasta las nubes tu fidelidad.6Tu justicia es semejante a los montes de Dios, Tus juicios, al inmenso abismo. Tú, oh YHVH, preservas al hombre y la bestia.7¡Oh ’Elohim, cuán preciosa es tu misericordia! Por eso los hombres se amparan bajo la sombra de tus alas.8Serán completamente saciados con la grosura de tu Casa, Y los abrevarás del torrente de tus delicias.9Porque contigo está el manantial de la vida, En tu luz veremos la luz.10Extiende tu misericordia a los que te conocen, Y tu justicia a los rectos de corazón.11No me alcance el pie de la soberbia, Ni me mueva la mano del malvado.12Entonces caerán los que obran iniquidad, Serán derribados, y no podrán levantarse.
Salmo 36
Nueva Biblia Viva
Al director musical. De David, el siervo del Señor.
1En el fondo del corazón de los malvados acecha el pecado. No tienen temor de Dios que los refrene.2Por el contrario, en su vanidad no pueden ver lo malvado que son.3Todo lo que dicen es torcido y engañoso; ya no son sabios ni buenos.4Se pasan la noche despiertos, tramando sus perversos planes se aferran a su mal camino, en vez de pensar cómo mantenerse alejados del mal.5Tu firme amor, SEÑOR, es grande como los cielos. Tu fidelidad va más allá de las nubes.6Tu justicia es como tus poderosos montes. Tus juicios como las profundidades del océano. Por igual te preocupas de los hombres y los animales.7¡Cuán precioso es tu constante amor, Dios! Toda la humanidad se refugia a la sombra de tus alas.8Los alimentas con las delicias de tu mesa y les das a beber de tus ríos deleitosos.9Porque tú eres la fuente de la vida; nuestra luz viene de tu luz.10Derrama tu firme amor sobre los que te conocen y otorgan tu justicia a los de recto corazón.11No permitas que estos orgullosos me pisoteen. No dejes que sus perversas manos me traten como estropajo.12¡Mira! Ya han caído. Quedaron derribados para no levantarse más.