1Bueno es darle gracias al SEÑOR, cantarle alabanzas al Dios Altísimo.2Proclamar tu gran amor por la mañana y tu fidelidad por la noche,3acompañados por la música del arpa, el laúd y la lira.4¡Me maravilla, oh SEÑOR, lo que tu has hecho por mí! Canto de puro júbilo por las obras que haces.5¡Oh SEÑOR, qué grandes milagros haces! ¡Y qué profundos son tus pensamientos!6Sólo un ignorante no sabría esto, sólo un necio no lo entendería:7que si bien los malvados florecen como malas hierbas, lo único que les espera es eterna destrucción.8Pero el SEÑOR permanece para siempre, exaltado en los cielos,9mientras tus enemigos, SEÑOR, perecerán; todos los malhechores, serán esparcidos.10Tú me has dado vigor como de toro salvaje. ¡Cómo me han reconfortado tus bendiciones!11Mis ojos han visto la caída de mis enemigos y mis oídos han escuchado la derrota de los malvados que están en contra mía.12Pero los justos florecerán como la palmera, y crecerán como los cedros del Líbano.13Porque son transplantados al huerto del SEÑOR, y están en los atrios de nuestro Dios.14Aun en su vejez producirán fruto y estarán llenos de vida y verdor.15Ellos proclamarán: «El SEÑOR es justo; él es mi Roca y en él no hay injusticia».
Psalm 92
Nueva Versión Internacional (Castellano)
Salmo para cantarse en sábado.
1¡Cuán bueno, SEÑOR, es darte gracias y entonar, oh Altísimo, salmos a tu nombre;2proclamar tu gran amor por la mañana, y tu fidelidad por la noche,3al son del decacordio y de la lira; al son del arpa y del salterio!4Tú, SEÑOR, me llenas de alegría con tus maravillas; por eso alabaré jubiloso las obras de tus manos.5Oh SEÑOR, ¡cuán imponentes son tus obras, y cuán profundos tus pensamientos!6Los insensatos no lo saben, los necios no lo entienden:7aunque broten como hierba los impíos, y florezcan todos los malhechores, para siempre serán destruidos.8Solo tú, SEÑOR, serás exaltado para siempre.9Ciertamente tus enemigos, SEÑOR, ciertamente tus enemigos perecerán; ¡dispersados por todas partes serán todos los malhechores!10Me has dado las fuerzas de un toro; me has ungido con el mejor perfume.11Me has hecho ver la caída de mis adversarios y oír la derrota de mis malvados enemigos.12Como palmeras florecen los justos; como cedros del Líbano crecen.13Plantados en la casa del SEÑOR, florecen en los atrios de nuestro Dios.14Aun en su vejez, darán fruto; siempre estarán vigorosos y lozanos,15para proclamar: «El SEÑOR es justo; él es mi Roca, y en él no hay injusticia».