1¡Que no te provoquen enojo los malvados! Ni envidies a los que hacen mal.2Pronto se desvanecen como la hierba, y desaparecen como las flores de primavera.3Pero confía en el SEÑOR. Sé generoso y bueno; entonces vivirás y prosperarás aquí en la tierra.4Deléitate en el SEÑOR. Así él te dará lo que tu corazón anhela.5Encomienda al SEÑOR todo cuanto haces, confía en que él te ayudará a realizarlo, y él lo hará.6Tu inocencia alumbrará como el alba, y tu justicia resplandecerá como el sol de mediodía.7Reposa en el SEÑOR; espera con paciencia que él se manifieste. No envidies a los malvados que prosperan o te desesperes por sus perversos planes.8¡Deja el enojo! Aparta la ira, no envidies a otros; con ello sólo te perjudicas.9Porque los malvados serán destruidos, pero los que confían en el SEÑOR heredarán la tierra y vivirán tranquilamente.10Sólo un breve tiempo, y los malvados desaparecerán. Inútilmente los buscarán.11Los que se humillan delante del SEÑOR heredarán la tierra y vivirán tranquilamente.12Los malvados conspiran contra los justos y truenan la boca contra ellos.13Pero el SEÑOR se ríe de quienes traman contra los justos, pues sabe que para aquellos viene el día del juicio.14Los malvados apuntan el arma para matar al pobre; están listos para asesinar a los que hacen el bien.15Pero la espada se les hundirá en su propio corazón y todas sus armas serán destruidas.16Mejor es tener poco y ser justo que poseer mucho y ser malvado.17La fuerza de los malos será quebrantada, pero el SEÑOR toma en sus manos a los justos.18Día tras día el SEÑOR cuida de los justos, y les concede recompensas eternas.19Cuida de ellos en tiempos de estrechez; aun en la hambruna tendrán suficiente.20Pero los malos perecerán. Los enemigos de Dios se secarán como la hierba, y desaparecerán como el humo.21Los malos piden prestado y no pagan, pero el bueno paga lo que debe y da más.22Aquellos a quienes el SEÑOR bendice heredarán la tierra, pero los que él maldice perecerán.23Los pasos de los buenos son guiados por el SEÑOR. Él se deleita en cada paso que dan.24Si se tropiezan, no caen, porque el SEÑOR los sostiene con su mano.25Fui joven y estoy viejo, y en todos mis años jamás vi al justo en la miseria; tampoco he visto a los hijos de los justos pasar hambre.26Por el contrario, los justos pueden ser generosos dando obsequios y préstamos al prójimo, y sus hijos son una bendición.27De modo que si quieres tener siempre donde vivir, abandona tus costumbres malas y vive en santidad.28Porque el SEÑOR ama la justicia y la rectitud. Nunca abandonará a su pueblo. Ellos serán eternamente guardados a salvo; pero los hijos de los que aman la maldad perecerán.29Los justos serán firmemente plantados en la tierra, y allí vivirán por siempre.30El justo es buen consejero, sabe distinguir entre el bien y el mal.31La ley de Dios está en su corazón, y jamás resbalan sus pies.32Los malos espían a los justos en busca de un pretexto para acusarlos y exigir su muerte.33Pero el SEÑOR no permitirá que los malvados triunfen, ni dejará que los justos sean condenados cuando sean llevados ante el juez.34No seas impaciente esperando que el SEÑOR se manifieste. Continúa tu marcha firme por su senda, y a su tiempo él te honrará para que heredes la tierra, y verás destruidos a los malvados.35Yo mismo he visto que así pasa; he visto al déspota y malvado extenderse como cedro frondoso.36Pero pasó al olvido y dejó de existir; lo busqué, y ya no pude encontrarlo.37¡Observa al bueno, al inocente, al recto, porque les espera un gran porvenir a aquellos que aman la paz! ¡Para él hay un fin venturoso!38Los malos serán destruidos, y su posteridad truncada.39El SEÑOR salva a los santos. Él es su refugio y salvación en tiempos de tribulación.40Él los ayuda y los libra de los lazos de los malvados.
Psalm 37
Nueva Versión Internacional (Castellano)
Salmo de David.
1No te irrites a causa de los impíos ni envidies a los que cometen injusticias;2porque pronto se marchitan, como la hierba; pronto se secan, como el verdor del pasto.3Confía en el SEÑOR y haz el bien; establécete en la tierra y mantente fiel.4Deléitate en el SEÑOR, y él te concederá los deseos de tu corazón.5Encomienda al SEÑOR tu camino; confía en él, y él actuará.6Hará que tu justicia resplandezca como el alba; tu justa causa, como el sol de mediodía.7Guarda silencio ante el SEÑOR, y espera en él con paciencia; no te irrites ante el éxito de otros, de los que maquinan planes malvados.8Refrena tu enojo, abandona la ira; no te irrites, pues esto conduce al mal.9Porque los impíos serán exterminados, pero los que esperan en el SEÑOR heredarán la tierra.10Dentro de poco los malvados dejarán de existir; por más que los busques, no los encontrarás.11Pero los desposeídos heredarán la tierra y disfrutarán de gran bienestar.12Los malvados conspiran contra los justos y crujen los dientes contra ellos;13pero el Señor se ríe de los malvados, pues sabe que les llegará su hora.14Los malvados sacan la espada y tensan el arco para abatir al pobre y al necesitado, para matar a los que viven con rectitud.15Pero su propia espada les atravesará el corazón, y su arco quedará hecho pedazos.16Más vale lo poco de un justo que lo mucho de innumerables malvados;17porque el brazo de los impíos será quebrado, pero el SEÑOR sostendrá a los justos.18El SEÑOR protege la vida de los íntegros, y su herencia perdura por siempre.19En tiempos difíciles serán prosperados; en épocas de hambre tendrán abundancia.20Los malvados, los enemigos del SEÑOR, acabarán por ser destruidos; desaparecerán como las flores silvestres, se desvanecerán como el humo.21Los malvados piden prestado y no pagan, pero los justos dan con generosidad.22Los benditos del SEÑOR heredarán la tierra, pero los que él maldice serán destruidos.23El SEÑOR afirma los pasos del hombre cuando le agrada su modo de vivir;24podrá tropezar, pero no caerá, porque el SEÑOR lo sostiene de la mano.25He sido joven y ahora soy viejo, pero nunca he visto justos en la miseria, ni que sus hijos mendiguen pan.26Prestan siempre con generosidad; sus hijos son una bendición.27Apártate del mal y haz el bien, y siempre tendrás dónde vivir.28Porque el SEÑOR ama la justicia y no abandona a quienes le son fieles. El SEÑOR los protegerá para siempre, pero acabará con la descendencia de los malvados.29Los justos heredarán la tierra, y por siempre vivirán en ella.30La boca del justo imparte sabiduría, y su lengua emite justicia.31La ley de Dios está en su corazón, y sus pies jamás resbalan.32Los malvados acechan a los justos con la intención de matarlos,33pero el SEÑOR no los dejará caer en sus manos ni permitirá que los condenen en el juicio.34Pero tú, espera en el SEÑOR, y vive según su voluntad, que él te exaltará para que heredes la tierra. Cuando los malvados sean destruidos, tú lo verás con tus propios ojos.35He visto al déspota y malvado extenderse como cedro frondoso.36Pero pasó al olvido y dejó de existir; lo busqué, y ya no pude encontrarlo.37Observa a los que son íntegros y rectos: hay porvenir para quien busca la paz.38Pero todos los pecadores serán destruidos; el porvenir de los malvados será el exterminio.39La salvación de los justos viene del SEÑOR; él es su fortaleza en tiempos de angustia.40El SEÑOR los ayuda y los libra; los libra de los malvados y los salva, porque en él ponen su confianza.