1Entonces el SEÑOR me habló por segunda vez, y me dijo: «Ve y busca a tu esposa de nuevo, y tráela de vuelta contigo y ámala, aunque ella ame a otro hombre. ¡Porque así es como el SEÑOR ama a los israelitas, aunque ellos han preferido rendir homenaje a otros dioses y participan de las comidas especiales que les ofrecen!».2Así que la compré por ciento ochenta gramos de plata y trescientos sesenta litros de cebada,3y le dije: «Serás mi esposa por mucho tiempo. No te portarás más como una prostituta durmiendo con muchos hombres, sino que me serás fiel. También yo te seré fiel».4Esta situación ilustra el hecho de que Israel estará por mucho tiempo sin rey ni príncipe, y sin altar ni templo ni sacerdotes. ¡Ni siquiera tendrá ídolos!5Pero después ellos retornarán al SEÑOR su Dios, y se acordarán de David, su rey. Sí, al final de los tiempos ellos buscarán con reverencia y humildad al SEÑOR y sus bendiciones.
Hosea 3
Nueva Versión Internacional (Castellano)
Oseas se reconcilia con su esposa
1Me habló una vez más el SEÑOR, y me dijo: «Ve y ama a esa mujer adúltera, que es amante de otro. Ámala como ama el SEÑOR a los israelitas, aunque se hayan vuelto a dioses ajenos y se deleiten con las tortas de pasas que les ofrecen».2Compré entonces a esa mujer por quince monedas de plata[1] y una carga y media de cebada,[2]3y le dije: «Vas a vivir conmigo mucho tiempo, pero sin prostituirte. No tendrás relaciones sexuales con ningún otro hombre. ¡Ni yo te voy a tocar!»4Ciertamente los israelitas vivirán mucho tiempo sin rey ni gobernante, sin sacrificio ni altares, ni efod ni ídolos.5Pero después los israelitas buscarán nuevamente al SEÑOR su Dios, y a David su rey. En los últimos días acudirán con temor reverente al SEÑOR y a sus bondades.