1Dios bendice a los que son buenos con los pobres. El SEÑOR los libra en tiempo de angustia.2Los protege y los mantiene vivos; los prospera y los libra de sus enemigos.3Los cuida en sus enfermedades, y alivia sus dolores y preocupaciones.4Oré diciendo: «SEÑOR, ten piedad y sáname, pues he pecado contra ti».5Pero mis enemigos dicen: «Ojalá muera pronto y caiga en el olvido».6¡Qué amistosos se muestran cuando me visitan! Y cuando se van, salen a contar las calumnias que recogieron. Y cuando se van, se ríen y se burlan.7Susurran entre ellos imaginando lo peor de mí.8«Tenga lo que tenga, es sin remedio»; dicen. «¡De esa cama no se levantará!».9Hasta mi mejor amigo se ha vuelto contra mí; el hombre en quien yo confiaba; ¡con el que compartía el pan!10¡SEÑOR, no me abandones! Muéstrate benigno y sáname, SEÑOR, para que pueda darles su merecido.11Veo que estás contento de mí porque no has permitido que mis enemigos me derroten.12Me has preservado por mi honradez; has permitido que para siempre esté en presencia tuya.13¡Bendigan al SEÑOR, al Dios de Israel, cuya existencia data de un eterno pasado, y se extiende a un eterno porvenir! ¡Así sea! ¡Amén!
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