1¡Oh SEÑOR, muchos son mis enemigos! ¡Muchos están contra mí!2Muchos dicen que Dios jamás me ayudará3Pero, SEÑOR, tú eres mi escudo, mi gloria, tú mantienes en alto mi cabeza.4Clamé al SEÑOR a voz en cuello, y él me respondió desde su monte santo.5Luego me acosté y dormí en paz, y desperté a salvo, porque el SEÑOR velaba por mí.6Y ahora, aunque diez mil adversarios me tengan cercado, no tengo miedo.7«¡Levántate, oh SEÑOR! ¡Sálvame, Dios mío!». ¡Rómpele la quijada a mi enemigo! ¡Rómpele los dientes a los malvados!8La salvación viene de Dios. Envía su bendición a todo su pueblo.
Nueva Versión Internacional (Castellano)
Salmo de David, cuando huía de su hijo Absalón.
1Muchos son, SEÑOR, mis enemigos; muchos son los que se oponen a mí,2y muchos los que de mí aseguran: «Dios no lo salvará». Selah3Pero tú, SEÑOR, me rodeas cual escudo; tú eres mi gloria; ¡tú mantienes en alto mi cabeza!4Clamo al SEÑOR a gritos, y desde su monte santo él me responde. Selah5Yo me acuesto, me duermo y vuelvo a despertar, porque el SEÑOR me sostiene.6No me asustan los numerosos pueblos que me acosan por doquier.7¡Levántate, SEÑOR! ¡Ponme a salvo, Dios mío! ¡Rómpeles la quijada a mis enemigos! ¡Rómpeles los dientes a los malvados!8Tuya es, SEÑOR, la salvación; ¡envía tu bendición sobre tu pueblo! Selah
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