Hiob 7 | Nueva Biblia Viva
1»¡Cuánto ha de batallar la humanidad! Prolongada y penosa es la vida del hombre, como vida de esclavo.2¡Cómo anhela el fin de la jornada! ¡Cómo se esfuerza por llegar al fin de la semana y a su paga!3También a mí me han tocado meses desalentadores y largas noches fatigosas.4Al acostarme pienso, “¡Cuánto falta para el amanecer!”. Y doy vueltas en la cama hasta el amanecer.5Tengo el cuerpo cubierto de gusanos y de costras. La carne se me revienta y brota el pus.6»Mis días se van más veloces que una lanzadera, y sin esperanza alguna llegan a su fin.7Recuerda, oh Dios, que mi vida es un suspiro; que ya no verán mis ojos la felicidad.8Hoy me ves, pero no será por mucho tiempo. Pronto verás mi cadáver.9Como la nube se disipa y desaparece, así los que perecen se esfuman para siempre10y no volverán jamás a su familia y su hogar: jamás volverán a aparecer.11»¡Ay, déjame expresar mi angustia. Que dé rienda suelta a la amargura de mi alma!12¡Oh Dios! ¿Soy acaso un monstruo, que no me das tregua?13Aun en la noche, cuando en el sueño procuro olvidar mi congoja, me aterrorizas con pesadillas.15Mejor que me estrangularan que seguir así.16Detesto mi vida. ¡Ay, déjame en paz los pocos días que me restan!17»¿Qué es el mísero hombre para que dediques tu tiempo a perseguirle?18¿Has de ser su inquisidor cada mañana, y ponerlo a prueba cada instante del día?19¿Por qué no me dejas en paz, aunque sólo sea por un momento?20¿Te ha perjudicado mi pecado, oh Dios, guarda de la humanidad? ¿Por qué me has tomado como blanco, y hecho que la vida se me torne tan pesada carga?21¿Por qué no perdonas sencillamente mi pecado y lo borras? Pues estoy a punto de echarme en el polvo y morir, y cuando me busques, ya no existiré».
Nueva Versión Internacional (Castellano)
1»¿No tenemos todos una obligación en este mundo? ¿No son nuestros días como los de un asalariado?2Como el esclavo que espera con ansias la noche, como el asalariado que ansioso espera su paga,3meses enteros he vivido en vano; ¡me han tocado noches de miseria!4Me acuesto y pienso: “¿Cuánto falta para que amanezca?” La noche se me hace interminable; doy vueltas en la cama hasta el amanecer.5Tengo el cuerpo cubierto de gusanos y de costras; ¡la piel se me raja y me supura!6»Mis días se van más veloces que una lanzadera, y sin esperanza alguna llegan a su fin.7Recuerda, oh Dios, que mi vida es un suspiro; que ya no verán mis ojos la felicidad.8Los ojos que hoy me ven, no me verán mañana; pondrás en mí tus ojos, pero ya no existiré.9Como nubes que se diluyen y se pierden, los que bajan al sepulcro ya no vuelven a subir.10Nunca más regresan a su casa; desaparecen de su lugar.11»Por lo que a mí respecta, no guardaré silencio; la angustia de mi alma me lleva a hablar, la amargura en que vivo me obliga a protestar.12¿Soy acaso el mar, el monstruo del abismo, para que me pongas bajo vigilancia?13Cuando pienso que en mi lecho hallaré consuelo o encontraré alivio a mi queja,14aun allí me infundes miedo en mis sueños; ¡me aterras con visiones!15¡Preferiría que me estrangularan a seguir viviendo en este cuerpo!16Tengo en poco mi vida; no quiero vivir para siempre. ¡Déjame en paz, que mi vida no tiene sentido!17»¿Qué es el hombre, que le das tanta importancia, que tanta atención le concedes,18que cada mañana lo examinas y a cada instante lo pones a prueba?19Aparta de mí la mirada; ¡déjame al menos tragar saliva!20Si he pecado, ¿en qué te afecta, vigilante de los mortales? ¿Por qué te ensañas conmigo? ¿Acaso te soy una carga?*21¿Por qué no me perdonas mis pecados? ¿Por qué no pasas por alto mi maldad? Un poco más, y yaceré en el polvo; me buscarás, pero habré dejado de existir».
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