1Y ahora, pasemos a la pregunta en cuanto a si se debe comer o no lo que ha sido sacrificado a los ídolos. Es cierto que todos tenemos conocimiento. Sin embargo, el saberlo todo hace que nos sintamos orgullosos. Lo que se necesita es el amor que edifica.2El que cree que sabe algo, todavía no sabe nada como debería saber.3Pero Dios sabe quién lo ama de veras.4Entonces, ¿debemos comer carnes sacrificadas a los ídolos? Bueno, sabemos bien que el ídolo no es nada; y que sólo hay un Dios.5Pues aunque hay muchos a los que llaman dioses, en el cielo y en la tierra, y los hay,6para nosotros sólo hay un Dios: el Padre, de quien vienen todas las cosas y quien nos hizo para él; y sólo hay un Señor: Jesucristo, quien lo creó todo y nos da vida.7Sin embargo, algunos cristianos no se dan cuenta de esto. Siguen tan acostumbrados a sus viejas creencias, que todavía comen esos alimentos creyendo que fueron ofrecidos a los ídolos, y por eso cuando los comen su conciencia les molesta.8Recuerden que a Dios no le importa si los comemos o no. No somos peores si los comemos ni mejores si no los comemos.9Ahora bien, tengan cuidado; no vayan a lastimar al hermano de conciencia débil al hacer uso de la libertad que tienen de comer cualquier cosa,10porque puede suceder que tú, que crees que no hay nada malo en ello, vas a comer al templo de un ídolo, y un hermano débil te ve haciéndolo. Pudiera ser que aquel hermano se decida entonces a comer, aunque en su interior crea que está haciendo mal.11Si es así, ese hermano de conciencia débil, por quien Cristo murió, se perderá por culpa de tu conocimiento.12Al pecar así contra los hermanos, hiriendo su débil conciencia, pecan ustedes contra Cristo.13Por lo tanto, si mi comida va a hacer caer a mi hermano, mejor no la como nunca, para no hacerlo caer en pecado.
Nueva Versión Internacional (Castellano)
Lo sacrificado a los ídolos
1En cuanto a lo sacrificado a los ídolos, es cierto que todos tenemos conocimiento. El conocimiento envanece, mientras que el amor edifica.2El que cree que sabe algo, todavía no sabe como debiera saber.3Pero el que ama a Dios es conocido por él.4De modo que, en cuanto a comer lo sacrificado a los ídolos, sabemos que un ídolo no es absolutamente nada, y que hay un solo Dios.5Pues, aunque haya los así llamados dioses, ya sea en el cielo o en la tierra (y por cierto que hay muchos«dioses» y muchos«señores»),6para nosotros no hay más que un solo Dios, el Padre, de quien todo procede y para el cual vivimos; y no hay más que un solo Señor, es decir, Jesucristo, por quien todo existe y por medio del cual vivimos.7Pero no todos tienen conocimiento de esto. Algunos siguen tan acostumbrados a los ídolos que, cuando comen carne a sabiendas de que ha sido sacrificada a un ídolo, su conciencia se contamina por ser débil.8Pero lo que comemos no nos acerca a Dios; no somos mejores por comer ni peores por no comer.9Sin embargo, tened cuidado de que su libertad no se convierta en motivo de tropiezo para los débiles.10Porque, si alguien de conciencia débil te ve a ti, que tienes este conocimiento, comer en el templo de un ídolo, ¿no se sentirá animado a comer lo que ha sido sacrificado a los ídolos?11Entonces ese hermano débil, por quien Cristo murió, se perderá a causa de tu conocimiento.12Al pecar así contra los hermanos, hiriendo su débil conciencia, pecáis vosotros contra Cristo.13Por lo tanto, si mi comida ocasiona la caída de mi hermano, no comeré carne jamás, para no hacerle caer en pecado.
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