1¡Grande es YHVH, y digno de ser alabado en gran manera En la ciudad de nuestro Dios, en su santo monte,2Hermosa elevación, gozo de toda la tierra; Monte Sión, vórtice del Aquilón, Ciudad del gran Rey.3’Elohim entre sus palacios, descuella como alta torre.4He aquí, se aliaron los reyes de la tierra, Y avanzaron unidos;5Pero al verla así, quedaron abismados, Se turbaron, huyeron aterrorizados.6Allí les sobrecogió un temblor, Dolores como de parturienta.7Con el solano Quebraste las naves de Tarsis.8Tal como lo oímos, lo hemos visto, En la ciudad de YHVH Sebaot, la ciudad de nuestro Dios, ’Elohim la afirmará para siempre. Selah9Nos acordamos de tu misericordia, oh ’Elohim, En medio de tu templo;10Como tu Nombre, oh ’Elohim, Así tu loor llega hasta el extremo de la tierra, Tu diestra está llena de justicia.11¡Alégrese el Monte Sión! ¡Regocíjense las hijas de Judá a causa de tus juicios!12Rodead a Sión y andad alrededor de ella, Contad sus torres,13Observad atentamente su antemuro, Contemplad su ciudadela, Para que lo contéis a la generación venidera.14Que así es ’Elohim, nuestro Dios, eternamente y para siempre. ¡Él nos capitaneará más allá de la muerte!
Nueva Biblia Viva
Canción. Salmo de los hijos de Coré.
1¡Qué grande es el SEÑOR! Cuánto debemos alabarlo en su monte santo en la ciudad de nuestro Dios.2Miren el monte Sion que se eleva al norte de la ciudad alzándose sobre la llanura para que todos lo vean; el monte Sion, gozo de toda la tierra, residencia del gran Rey.3Dios mismo es el defensor de Jerusalén.4Los reyes de la tierra han llegado juntos para avanzar contra la ciudad.5Maravillados están ante el espectáculo; están aterrados y huyen,6aterrorizados por lo que han visto; van llenos de pánico, como mujer acongojada por los dolores de parto,7como las majestuosas naves de Tarsis cuando las destruye un poderoso viento del este.8De la gloria de la ciudad hemos oído, pero ahora nosotros mismos la hemos visto, la ciudad de nuestro Dios Todopoderoso. Es la ciudad de nuestro Dios ¡Él la hará permanecer para siempre!9SEÑOR, aquí en tu templo meditamos en tu gran amor mientras te adoramos.10La honra a tu nombre, oh Dios, y la alabanza, a ti llega hasta los confines de la tierra; tu diestra está llena de victoria.11Que el pueblo en el monte Sion se regocije. Que la ciudad de Judá se alegre, porque tus juicios son justos.12Vayan, examinen la ciudad. Denle la vuelta y cuenten sus muchas torres.13Observen sus reforzados muros y recorran sus fortalezas para que puedan contarlo a las futuras generaciones.14Este Dios es nuestro Dios por los siglos de los siglos. Él será, nuestro guía hasta que muramos.
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