1¡Cuán bienaventurado es aquel cuya trasgresión ha sido quitada, Y cubierto su pecado!2¡Cuán bienaventurado es el hombre a quien YHVH no le imputa iniquidad, Y en cuyo espíritu no hay engaño!3Mientras callé, se consumieron mis huesos, En mi gemir todo el día.4Porque de día y de noche tu mano se agravaba sobre mí, Hasta que mi vigor se convirtió en sequedades de verano. Selah5Mi pecado te hice saber y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a YHVH, Y Tú mismo cargaste con la maldad de mi pecado. Selah6Por esto orará a ti todo santo en el tiempo en que puedas ser hallado. Ciertamente en la inundación de muchas aguas, Éstas no llegarán a él.7Tú eres mi refugio, me guardarás de la angustia, Me rodearás con cánticos de liberación. Selah8Te haré entender y te enseñaré el camino en que debes andar, Sobre ti fijaré mis ojos, y te aconsejaré.9No seáis como el caballo o el mulo, sin entendimiento. Cuya boca ha de ser frenada con bozal y freno, Para que se acerquen a ti.10Muchos dolores habrá para el impío, Pero al que confía en YHVH lo rodea la misericordia.11¡Alegraos, oh justos, en YHVH, y regocijaos! ¡Cantad con júbilo todos vosotros, los rectos de corazón!
Nueva Biblia Viva
Salmo de David.
1¡Qué felicidad la de aquellos cuya culpa ha sido perdonada! ¡Qué gozo hay cuando los pecados son borrados!2¡Qué alivio tienen los que han confesado sus pecados y a quienes el SEÑOR ha borrado su registro de delincuencia y que viven en completa honestidad!3Hubo un tiempo en que yo rehusaba reconocer lo pecador que era. Pero era yo débil y miserable y gemía todo el día.4Día y noche su mano pesaba sobre mí. Mi fuerza se evaporaba como agua en día de sol.5Pero un día reconocí ante ti todos mis pecados y no traté de ocultarlos más. Dije para mí: «Se los voy a confesar al SEÑOR». ¡Y tú me perdonaste! Toda mi culpa se esfumó.6Por eso los fieles te invocan en momentos de angustia; caudalosas aguas podrán desbordarse, pero a ellos no los alcanzarán.7Tú eres mi refugio; tú me protegerás del peligro y me rodearás con cánticos de liberación.8El SEÑOR dice: «Yo te instruiré y te guiaré por el mejor camino para tu vida; yo te aconsejaré y velaré por ti.9No seas como el caballo ni como la mula que no tienen discernimiento y que necesitan un freno en la boca para no salirse del camino».10Muchos dolores sobrevienen al malvado, pero el gran amor del SEÑOR envuelve a los que en él confían.11¡Regocíjense en él, ustedes los justos, y griten de júbilo todos ustedes los de recto corazón!
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