1YHVH dijo a Samuel: ¿Hasta cuándo lamentarás por Saúl, si Yo lo he rechazado como rey de Israel? Llena tu cuerno con aceite, y ve, que Yo te enviaré a Isaí betlemita, porque de entre sus hijos me he provisto rey.2Y Samuel dijo: ¿Cómo iré? ¡Si Saúl se entera me matará! Pero YHVH dijo: Toma contigo una becerra de la vacada, y di: He venido a sacrificar a YHVH.3E invitarás a Isaí al sacrificio, y Yo te haré saber lo que has de hacer, y ungirás al que Yo te diga.4E hizo Samuel lo que le había hablado YHVH. Y llegando a Bet-léhem los ancianos de la ciudad salieron temblorosos a su encuentro, y preguntaron: ¿Es pacífica tu venida?5Y él dijo: ¡Paz! He venido para ofrecer sacrificio a YHVH. Purificaos vosotros y venid conmigo al sacrificio. Después purificó a Isaí con sus hijos y los invitó al sacrificio.6Y sucedió que cuando ellos llegaron, vio a Eliab, y se dijo: ¡Ciertamente su ungido está delante de YHVH!7Pero YHVH dijo a Samuel: No mires su aspecto, ni a lo grande de su estatura, porque lo he rechazado, porque Yo no miro como mira el hombre, porque el hombre mira lo que hay ante sus ojos, pero YHVH mira el corazón.8Entonces Isaí llamó a Abinadab, y lo hizo pasar delante de Samuel, el cual dijo: Tampoco a éste ha elegido YHVH.9Luego Isaí hizo pasar a Samá. Y él dijo: Tampoco a éste ha elegido YHVH.10Así hizo pasar Isaí a sus siete hijos delante de Samuel, pero Samuel dijo a Isaí: YHVH no ha elegido a éstos.11Y preguntó Samuel a Isaí: ¿Han terminado de pasar los jóvenes? Y él respondió: Queda el menor, y he aquí está pastoreando el rebaño. Y dijo Samuel a Isaí: Envía por él, porque no nos reclinaremos hasta que él venga aquí.12Envió pues y lo hizo venir; y él era rubio, de ojos vivaces y aspecto gallardo. Y dijo YHVH: ¡Levántate y úngelo, porque éste es!13Samuel entonces tomando el cuerno del aceite, lo ungió en medio de sus hermanos, y el Espíritu de YHVH se apoderó de David desde aquel día en adelante. Y Samuel se levantó y se fue a Ramá.14Y el Espíritu de YHVH se apartó de Saúl, y un espíritu malo de parte de YHVH lo aterrorizaba.15Y los siervos de Saúl le dijeron: He aquí, un espíritu malo de parte de Dios te atormenta.16Ordene nuestro señor a tus siervos que están ante ti, que busquen un varón que sepa tañer el arpa; y acontecerá que cuando te acometa el mal espíritu de parte de Dios, tañerá con su mano y te pondrás bien.17Y Saúl respondió a sus siervos: ¡Buscadme ahora un hombre que sepa tañer bien, y traédmelo!18Y uno de los jóvenes respondió, y dijo: He aquí, he visto a un hijo de Isaí betlemita, que sabe tañer, y es poderoso y valiente, y hombre de guerra, discreto en el hablar y de buen parecer, y YHVH está con él.19Y Saúl envió mensajeros a Isaí, y le dijo: Envíame a tu hijo David, el que está con el rebaño.20E Isaí tomó un asno cargado de pan, un odre de vino y un cabrito del rebaño, y los envió a Saúl por medio de su hijo David.21Y David fue a Saúl, y se quedó con él, y llegó a estimarlo grandemente, y lo hizo su escudero.22Y Saúl envió a decir a Isaí: Te ruego que David se quede delante de mí, pues ha hallado gracia ante mis ojos.23Y cuando el espíritu de parte de Dios acometía a Saúl, David tomaba el arpa y la tañía con su mano, y Saúl se sentía aliviado y mejoraba, y el mal espíritu se apartaba de él.
Nueva Biblia Viva
Samuel unge a David
1Finalmente el SEÑOR le dijo a Samuel: ―Basta ya de llorar a Saúl, porque lo he rechazado como rey de Israel. Toma un cuerno de aceite de oliva, ve a Belén y busca a un hombre llamado Isaí, porque a uno de sus hijos he escogido para que sea el nuevo rey.2Pero Samuel preguntó: ―¿Cómo? Si Saúl se entera, me matará. ―Lleva contigo una becerra y di que has ido a ofrecer un sacrificio al SEÑOR.3Invita a Isaí al sacrificio y yo te mostraré a cuál de sus hijos debes ungir.4Samuel hizo lo que el SEÑOR le ordenó. Cuando llegó a Belén, los ancianos de la ciudad salieron temblando a su encuentro. ―¿Qué pasa? —le preguntaron—. ¿A qué has venido?5―No pasa nada —contestó Samuel—. He venido a ofrecer un sacrificio al SEÑOR. Purifíquense y acompáñenme al sacrificio. Y realizó el rito de la purificación en favor de Isaí y de sus hijos y los invitó al sacrificio.6Cuando llegaron, Samuel miró a Eliab y pensó: «Este debe ser el hombre que el SEÑOR ha escogido».7Pero el SEÑOR le dijo: ―No juzgues al hombre por su apariencia. No, no es este. Yo no escojo como los hombres lo hacen. Los hombres juzgan por la apariencia exterior, pero yo miro el corazón.8Isaí le presentó entonces a su hijo Abinadab. Pero el SEÑOR le dijo: ―Este tampoco es el escogido.9Isaí le presentó a Sama, pero Samuel dijo: ―No, este tampoco es.10Así le fueron presentando, uno por uno, siete de los hijos de Isaí, pero todos fueron rechazados. El SEÑOR no ha escogido a ninguno de ellos11—le dijo Samuel a Isaí—. ¿Estos son todos los hijos que tienes? ―Sólo falta el menor —replicó Isaí—, pero está en el campo cuidando las ovejas. ―Mándalo a buscar inmediatamente —dijo Samuel— porque no me sentaré a comer hasta que él haya llegado.12Isaí lo mandó a buscar: Era un joven gallardo, trigueño y de aspecto agradable. Y el SEÑOR le dijo: ―Este es, úngelo.13Samuel tomó el aceite de oliva que había traído y lo derramó sobre la cabeza de David delante de sus hermanos. El Espíritu del SEÑOR entonces descendió sobre él y le dio gran poder desde aquel día en adelante. Y Samuel regresó a Ramá.
David al servicio de Saúl
14El Espíritu del SEÑOR se había apartado de Saúl, y en cambio, le había enviado un espíritu que lo atormentaba.15Algunos de los servidores de Saúl le sugirieron un remedio. ―¿Por qué no nos autorizas a buscar un buen músico que toque el arpa delante de ti cuando viene el espíritu que te atormenta? La música del arpa te dará tranquilidad y te hará bien.17―Bien —dijo Saúl—. Búsquenme un músico que toque el arpa.18Uno de los cortesanos le dijo que conocía a un joven de Belén hijo de un hombre llamado Isaí, que no sólo era un arpista con talento sino un joven gallardo, valiente, fuerte y juicioso. ―Lo que es más —añadieron—, el SEÑOR está con él.19Saúl envió mensajeros a Isaí pidiéndole que le enviara a su hijo David el pastor,20Isaí respondió enviando no solamente a David, sino también un cabrito, y un burro cargado de panes y un odre de vino.21Desde el instante en que vio a David, Saúl se encariñó con él y lo hizo su escudero,22y le mandó el siguiente recado a Isaí: «Deja que David se quede conmigo, porque me agrada».23Y cada vez que el espíritu que lo atormentaba, de parte de Dios, molestaba a Saúl, David tocaba el arpa y Saúl se sentía mejor, y el espíritu malo que lo turbaba se apartaba de él.
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